Luego del consabido proceso de fin de año – evaluación, repaso, nuevas resoluciones – decido que este nuevo año sería el Año del Perdón. Y no del perdón, pensando que algunos vendrán sumisos a disculparse. Sino la oportunidad de pedir perdón, sin importar quién “tiene la razón”, sin importar si “Han Solo disparó primero”. (un chiste para los fanáticos de Star Wars). Pedir perdón por estar convencido de que hay que aliviar la carga si queremos seguir caminando.
Veintiséis días transcurridos en el año, y comenzando un nuevo año biológico en mi vida, me doy cuenta que el Año del Perdón parece ser un título simbólico, con poca acción. Y entiendo que el asunto es que NO SÉ COMO HACERLO.
Y espero convencerme y convencer a algunos que el primer paso hacia el perdón puede ser RECONOCER QUE NO SÉ CÓMO DAR EL PRIMER PASO…. Así que ahí le va… perdón a aquellos que mutuamente lo necesitamos. No sé cómo hacerlo, pero sé que lo necesito… y espero que ustedes también lo necesiten. Y que puedan ver mis ojos desde la distancia que nos separa, y entender más allá de las palabras ausentes y prófugas… Perdón.